Es posible que la Contaminación ambiental sea uno de los problemas medioambientales en España más acuciantes y visibles, pero, desde luego, no es el único. El cambio climático, aunque es un problema global, está afectando con especial virulencia al territorio nacional, no hay que olvidar que España es el país más árido de toda Europa. Su cubierta vegetal es muy débil y delgada, lo que hace que los ecosistemas estén en una situación al borde de la desertización constantemente.
Varis son los motivos que ocasionan esta fragilidad. En primer lugar, la falta de lluvias o, por el contrario, cuando caen torrencialmente. En segundo lugar, los cambios bruscos y extremos de temperatura que el cambio climático presenta. Pero, sobre todo, es la falta de protección ante el ataque constante de los hombres lo que el territorio nacional esté a muy pocos pasos del colapso ecológico, bastante más cerca que la media europea.
Estos son los principales problemas medioambientales en España, los que deberían hacer sonar todas las alarmas de sus ciudadanos y ponerlos a trabajar. Esto, antes que ninguna otra, debería ser el proyecto común que lograra unir a toda la población en un objetivo común, dejando atrás cualquier tipo de diferencia.
La desertización, el primero de los problemas medioambientales en España
Las causas de esta auténtica debacle ecológica habría que achacarlas fundamentalmente a la acción humana. La deforestación y posterior desertización del suelo se debe al acoso y derribo que llevan sufriendo los entornos naturales desde la industrialización del país.
Como consecuencia de la expansión demográfica, del aumento de la cantidad de suelo para las ciudades y la ampliación del territorio dedicado al cultivo y a la ganadería, el suelo español se muere. A este conjunto de actividades se han venido a sumar los grandes incendios forestales y la tala indiscriminada en buena medida producidos intencionadamente para la recalificación de los terrenos.
Nadie puede dudar que las cotas de desertización en el territorio nacional son impresionantes. Antiguas extensiones de bosques frondosos, sobre todo en el sur, la costa mediterránea, Canarias y zonas del interior, en la actualidad solo presentan arena y rocas.
La cantidad y la calidad de las aguas
El problema de la distribución de los recursos hídricos parece endémico en el país. El aprovechamiento del agua, que en su mayoría proviene de los embalses, alrededor de 54.000 hm3, y de aguas subterráneas no dan abasto. La sobreexplotación de los acuíferos es especialmente alarmante, ya que se reducen sistemáticamente los manantiales superficiales y, como consecuencia, los ríos y humedales se agotan.
Por otro lado, no existen políticas eficaces capaces de detener o disminuir la contaminación del agua que genera la industria y la población. Una gran parte de esos contaminantes que acaban con la calidad de las aguas subterráneas proviene de la agricultura intensiva y de las zonas industriales, que no cuentan con las regulaciones ni la vigilancia debida.
La contaminación atmosférica, otro de los grandes problemas medioambientales de España
La polución en el aire es excesivamente prolífica en los centros urbanos y zonas industriales, aunque se localiza de forma generalizada en todo el territorio nacional. Así mismo, las centrales térmicas emiten enormes cantidades de elementos altamente tóxicos, como el óxido de azufre, el dióxido de carbono, el cloro y el óxido de nitrógeno. Vertidos a la atmósfera que no dejan de aumentar año tras año. Se estima que entre 1990 y 2006 se incrementó un 50 %, alcanzando ese último año 433 millones de toneladas, solo en España. Esto supone alrededor de 10 toneladas por habitante al año.
Residuos industriales y urbanos
No nos cansaremos de denunciar el trato denigrante que recibe la naturaleza por parte del hombre. La acumulación de basura, residuos y desechos es otro de esos graves problemas medioambientales de España que parece no interesar lo suficiente y, por tanto, no tener solución en el medio plazo. Según recientes cálculos, cada ciudadano español llega a generar unos 525 kg de residuos al año, estimando que se duplicarán antes de llegar al 2025.
La división para los residuos se centra en cuatro categorías; los inertes, los orgánicos, los tóxicos y los peligrosos. Más de 1,8 millones de toneladas de los considerados peligrosos y tóxicos se producen en España anualmente.
Las estrategias e infraestructuras para reducir, reciclar, reutilizar… no están dando resultados concretos, por lo que esta acumulación seguirá creciendo. Un error colosal que se dejará en manos de las generaciones futuras su incierta solución.
Aunque estos cuatro son los más acuciantes y alarmantes, aún hay otros muchos que apenas tienen repercusión en la sociedad y mucho menos en las acciones políticas. El cambio climático genera cada día más incertidumbre y dudas, llegando a negarse por parte de un sector político. Así mismo, existen cambios bruscos y nada recomendables en el uso del suelo o alteraciones en los hábitats naturales.
Por supuesto, se da con especial intensidad la sobreexplotación de los recursos, hay un exceso de erosión costera y un aumento en la extinción de especies autóctonas. Algunas de ellas como el lince, el lobo, el oso pardo, la foca monje, la nutria, el águila imperial, están al borde de la extinción, sin que existan leyes suficientemente eficaces que las proteja.