Se suele pensar en los coches eléctricos como en la panacea para combatir la contaminación atmosférica. Desgraciadamente, esta industria no es tan idílica ni beneficiosa para el medio ambiente como se cree, también tiene su lado oscuro.
En un principio, los coches eléctricos muestran una cara amable al usuario Los beneficios que se esperan son la de la mejora de la calidad del aire, la acción positiva para la preservación del medio ambiente y un coste de operación y mantenimiento bajo, ya que la energía eléctrica es mucho más barata que la que proporciona el gasoil o la gasolina. Por otra parte, las averías apenas existen, la ITV es mucho más fácil de pasar y está exento de numerosos impuestos, pudiendo circular por zonas prohibidas o restringidas a los vehículos tradicionales.
El problema es su elevado costo inicial, fundamentalmente debido a sus baterías, que también es el principal inconveniente para considerarlos vehículos ecológicos.
Los coches eléctricos no son tan verdes
La peor versión de estos vehículos, que se ofrecen en el mercado como alternativa verde al transporte, se localiza fundamentalmente en las baterías, junto a la procedencia de la energía eléctricautilizada para hacerlas funcionar.
Tanto uno como otro factor representan trabas importantes para considerar estos coches como los ideales en relación a la protección del medio ambiente y para la reducción de los niveles de polución en la atmósfera.
Por un lado, adaptar los sistemas que utilizan carbón como fuente de energía para propulsar automóviles a otras alternativas más ecológicas y, por otro, solucionar tanto el proceso de fabricación como la acumulación y reciclado de las baterías utilizadas ahora y en un futuro, son los grandes retos a los que se tiene que enfrentar esta industria para que al fin se pueda considerar 100 % ecológica.
Energía procedente del carbón
Según recientes estudios llevados a cabo por la Universidad de Minessota, si la energía que se utiliza para hacer circular un vehículo eléctrico proviene de centrales térmicas (las cuales usan carbón como combustible), el impacto negativo en el planeta es notable. Según este informe, el efecto en la salud de las personas y en el medio ambiente es hasta un 80% superior al que produce, por ejemplo, un coche de gasolina.
Para asegurar que se hace un buen uso de estos vehículos hay que controlar este principio. El propietario y / o conductor de un vehículo eléctrico deberá repostar y llenar las baterías en estaciones o fuentes cuya energía provenga de renovables, como la solar o la eólica. De este modo, la huella ecológica que se deje en el planeta llegará a reducirse hasta la mitad en comparación con la que ejerce un coche normal.
Coche eléctrico versus coche diésel
Según otro estudio, en este caso alemán, realizado por dos científicos (Christoph Buchal y Hans-Dieter Karl) y un economista (Hans-Werner Sinn), el coche eléctrico emite más CO2 que un coche diésel a lo largo de su vida, teniendo en cuenta la mencionada procedencia de la energía y los procesos relacionados con la fabricación y reciclado de las baterías. Estos datos, de nuevo, vuelven a plantear la duda sobre la viabilidad verde de los coches eléctricos.
El estudio en sí plantea serias dudas, ya que no incluye las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) ni de partículas finas. Pero, teniendo en cuenta solo el CO2, principal causante del efecto invernadero y, por lo tanto, del sobrecalentamiento del planeta, el modelo eléctrico sigue perdiendo.
La comparación se realizó sobre el Tesla Model 3 Long Range y el Mercedes C 220 BlueTec, un Diésel de 170 CV. Los resultados ofrecieron un saldo de emisión de entre un 11 y un 28 % más para el Tesla.
Pero, de nuevo, la duda, y es que el estudio no tuvo tampoco en consideración la emisión de este gas que se produce durante la extracción del petróleo, ni en su refinamiento, ni tampoco en su transporte. Sin embargo, el equipo que realizó el análisis asegura que, incluso sumándole estos valores, la diferencia seguiría estando del lado del diésel.
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El estudio mencionado, llevado a cabo en la Universidad de Colonia en Alemania, que asegura que los diéseles contaminan menos que los vehículos eléctricos, se basa fundamentalmente en la fabricación de las baterías de estos últimos, en la que se utiliza el litio, el manganeso y el cobalto, y en su proceso de producción, que conlleva un elevado coste en consumo energético.
La creación de las baterías genera en torno a las 11 o 15 toneladas de CO2. De este modo, en proporción a su vida útil (aproximadamente 10 años) y con un kilometraje medio al año de 15.000 kilómetros, el modelo eléctrico de Tesla llegaría a emitir entre 73 y 98 gramos de CO2 por kilómetro al año, es decir, sería algo menor. Sin embargo, si a esto se le añaden las emisiones de CO2 que produce la electricidad necesaria para cada recarga de las baterías, llegarían a tasas de 156 y 181 gramos de emisión, por encima ya del modelo de Mercedes que se usó en la comparativa.
Los residuos
La balanza cae definitivamente del lado de los que siguen utilizando combustibles fósiles cuando a estos datos de contaminación se le añade el proceso necesario para manejar la enorme cantidad de residuos de baterías de litio, con abundantes metales pesados y compuestos tóxicos que se va a generar en el futuro a corto y medio plazo.
Aproximadamente, 170.000 toneladas de este tipo de desechos se espera que China produzca este año. Esta cantidad irá incrementándose con el tiempo, y extendiéndose al resto de países productores, planteando una serie de retos que hay que afrontar desde este mismo instante.
Hay que actuar ya para la creación de plantas y empresas de reciclaje homologadas y capacitadas para llevar a cabo con eficiencia el desmantelamiento de estas baterías. Esto significa elevar la tasa de contaminación a corto y medio plazo, además de asumir el alto coste que conlleva el proceso y la estandarización, aún sin determinar, en toda la zona euro y que complica el reciclaje a gran escala.
En la actualidad, en Europa, solo se están reciclando el 5 % de las baterías de litio que se comercializan, mientras que el resto se acumulan o se procede a su incinerado, con la contaminación que eso supone. Estos bajos niveles de reciclaje se deben a las pocas baterías que se recogen (no existe un sistema apropiado), la variabilidad del precio de litio (que hace que no sea rentable) y el alto coste de los procesos de reciclaje. Todo esto representa un problema de extrema gravedad, teniendo en cuenta que las baterías de litio de los coches eléctricos van a suponer aproximadamente el 95 % de este tipo de residuos para el 2025 y estas no pueden ni almacenarse ni incinerarse, pues es ilegal en este continente.
Con las actuales leyes europeas, son los propios productores de estas baterías (industriales) los que están obligados a su recogida, gestión y reciclaje. Para ello, deberán crear y construir sus propias instalaciones o formalizar alianzas con los operadores oportunos, siempre y cuando estos se especialicen.
Por otro lado, otro de los inconvenientes en el viejo continente es la falta de estándares técnicos para el reciclado de las baterías de los coches eléctricos. Cada marca aplica sus propios procesos en la fabricación, por lo que cada una de ellas también usa sus propios métodos para la recuperación de estos componentes.
Conclusión de la editorial
Los coches eléctricos todavía se encuentran muy lejos de ese concepto de emisión cero que la industria ha querido introducir en el mercado. De hecho, durante su implantación, el incremento de la contaminación en el aire será notable.
Aun así, pensamos que este es el camino, que la optimización de los procesos de producción y reciclaje van por la senda de la reducción de la contaminación para conseguir objetivos a largo plazo.
El usuario es, en gran medida, responsable de que el uso de estos vehículos se acerque un poco más a esta disminución de emisión de gases contaminantes para la que fue creado. Para ello, lo que se ha de hacer es cargar las baterías solo con energía procedente de fuentes limpias y renovables y, ii las opciones escasean, deberá exigirlas a los diferentes gobiernos de cada nación.
¿Y tú qué opinas? ¿Es este el camino correcto? ¿Se pueden hacer mejor las cosas? ¿Cuáles son tus ideas para reducir la contaminación por emisión de gases de efecto invernadero proveniente de la circulación? Déjanos algún comentario.
Fuentes consultadas
Xataca.com, eldiario.es, motorpasion.com, La Vanguardiacoches
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