No son pocos los que quieren saber cómo plantar guindillas en macetas, ya sea para usarlas en la cocina o como planta decorativa. Y es que, a pesar de que sigue siendo infravalorada en la cocina mediterránea, es imprescindible en otras muchas culturas gastronómicas, como es en el caso de algunos países latinoamericanos y otros del sur asiático. No obstante, lo que sí sabe apreciar todo el mundo es su belleza indiscutible.
Las guindillas o chiles aportan particulares notas de sabor a nuestros platos, dejando a un lado (por supuesto) su connotación picante. Comparten un cultivo similar al de sus parientes más cercanos, los más conocidos pimientos dulces.
Son plantas de cultivo anual, fáciles e idóneas para plantar en macetas. Sus frutos, además de decorativos por sus vívidos colores, crecen con relativa rapidez en comparación con otras plantas.
Cómo comenzar a plantar guindillas en casa
Su siembra debe realizarse en semilleros, desde enero a marzo. El proceso es muy sencillo; se colocarán varias semillas por alveolo y se situarán en un lugar donde reciban mucha cantidad de luz. Hay que tener en cuenta que deben estar protegidas del frío, pues estas plantas pertenecen a climas especialmente cálidos y necesitan entre 18 y 32 grados para germinar.
Cuando aparezcan sus primeras hojas, las plántulas comenzarán a aclararse y acabará por quedar una sola por alveolo. Se proseguirá trasladándolas a su recipiente definitivo. Para entonces, dependiendo de la variedad de la planta, deberían tener entre tres a seis hojas, un resultado que suele darse entre los meses de abril a julio, cuando las heladas ya han remitido y no pueden causar estragos en ellas. Una vez allí, se podrían proteger recurriendo a velos para el crecimiento, campanas o túneles de material plástico.
Condiciones para el cultivo de guindillas
Las guindillas o chiles necesitan un buen sustrato, con una gran riqueza en materia orgánica, fresco y drenado, sin olvidar por supuesto la exigencia mencionada de mucho sol. Se pueden usar sustratos para huertos urbanos, o fertilizantes compuestos de residuos orgánicos antes de plantarlas.
Para saber la distancia a colocar entre las mismas, dependerá principalmente del tamaño a desarrollar por el ejemplar. Por norma, suele aparecer indicado en la etiqueta al comprar las semillas, pero ronda entre los cuarenta y ochenta centímetros de separación.
Estas plantas no suelen ser especialmente altas, unos veinte centímetros, dependiendo del recipiente. En un huerto urbano llegan a alcanzar hasta un metro, según su variedad.
Durante el cultivo, se necesitará agua regularmente, más durante el desarrollo y crecimiento de su fruto, dejando siempre el suelo secarse entre riego y riego, pues un sustrato demasiado seco o, por el contrario, demasiado húmedo, provocaría la caída de las hojas y causaría un aspecto empobrecido.
Cómo plantar guindillas, cosecharlas y manipularlas
La cosecha dependerá tanto del clima como de la variedad que se vaya a cultivar. Como norma general, se comenzará entre junio y julio a plantar guindillas, aunque esto se puede prolongar a las primeras heladas en otoño, dando por finalizado el ciclo anual de estas. Algunas se cosecharán verdes, otras pueden haber cogido cierto color, dependiendo de la madurez alcanzada. Para su recolecta, no es necesario ni se suelen usar tijeras, bastaría con torcer el pedúnculo por la base y separarlo sin que cause desgarro.
Tanto en la manipulación como en la anterior cosecha, con las guindillas dentro de la cocina, se debe tener siempre cierta precaución. Su jugo puede afectar a las mucosas, irritar la piel y causar otros daños importantes en los ojos si no se tiene especial cuidado. Por este motivo, se recomienda el uso de guantes, pues se puede quedar impregnado en los dedos y de ahí pasar a zonas más sensibles.
Hay que tener especialmente cuidado con las guindillas de colores oscuros, verdes con tono azulado. Son muy picantes y no es recomendable su consumo.
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Plantar las guindillas más comunes
A pesar de ser una familia muy extensa, hay cinco guindillas muy comunes que casi todo el mundo conoce y suelen estar más a la mano. Estas son:
Cayena
De todas las opciones posibles a la hora de plantar guindillas, esta variedad es, quizás, la más usada y fácil de encontrar en España. Procedente del sur de América, es muy rica en minerales y vitamina C y posee cualidades medicinales para el corazón, la circulación y la digestión. Posee un sabor picante y es usada en guisos, sopas, salsas, purés… es ideal para condimentar pescados y carnes.
Chile jalapeño
La variedad más cultivada en México, donde es el principal ingrediente en numerosos platos. Posiblemente tiene la connotación menos picante de su familia, siendo ideal para su consumo en solitario, por eso se usa como acompañante de pescados y carnes. Es también muy usado relleno, frito y rebozado.
Guindilla de Ibarra
Con un tamaño bastante pequeño, alargada y fina, procede de la zona vasca. Tiene una tierna textura y un regusto picante ideal para consumir aliñada o frita. También usada para encurtidos o como acompañante de legumbres y sopas. Es el componente principal de las guildas, un pintxo muy conocido que la acompaña con anchoas y aceitunas rellenas.
Plantar guindillas Ojo de pájaro
También conocido como chile tailandés o piri piri. Tiene un sabor muy picante y connotaciones bastante amargas. Con un tono muy rojizo y un tamaño bastante pequeño, es especialmente usado para hacer salsas. Aunque va bien como guarnición para cualquier carne, es ideal para acompañar pescados, angulas y cualquier crustáceo, como por ejemplo los cangrejos.
Ají
Esta variedad también proviene de Latinoamérica y tiene dos versiones diferentes, la picante y la dulce. Gracias a esto, brinda numerosas sensaciones para cada uno de sus usos. La posiblemente más polivalente de sus parientes, se usa en muchos platos, como carnes asadas, sopas, ensaladas y pasta. Ideal para encurtir e incluir incluso en la elaboración de salsas y embutidos.