Los bosques, con toda su biodiversidad, representan una fuente de valor incalculable para la vida silvestre. Los árboles y, en general, cualquiera de las plantas forestales brinda una serie de beneficios a las personas que, en la mayoría de las ocasiones, pasan completamente desapercibidos. Afortunadamente, poco a poco, la especie humana comienza a entender la tremenda importancia que tienen estos sistemas naturales para fortalecer los medios de vida, y que el agua y el aire se mantengan limpios.
Las plantas forestales cumplen con un principio fundamental en la naturaleza; servir de cobijo y alimento a la fauna silvestre. Es, por tanto, el principio y final de la vida animal que inunda los ecosistemas boscosos. La obligación de los seres humanos es, como cabe imaginar, hacer todo lo posible para mantener estos espacios en equilibrio, respetando su flora y fauna originarias. Llegado el caso, es un deber para toda persona concienciada comprar pinos para reforestar y sumar algún grano de arena para mantener la armonía en los bosques.
¿Qué son las plantas forestales?
Cabe preguntarse qué son las plantas forestales para reconocer los tipos de especies forestales que pueden coexistir o habitar en un entorno particular. Cuando nos referimos a las plantas forestales no se está haciendo alusión a una especie, familia o tipo concreto de planta. Se definen como aquellas plantas que habitan en bosques en los que la prevalencia son los árboles, y cuya característica principal es que han sido plantados por las personas.
Por tanto, como cabe esperar, tienen una función económica, estas plantaciones se llevan a cabo con la intención de obtener un rendimiento en base a una explotación forestal. Este trabajo, para que resulte realmente beneficioso no solo al hombre, sino también al entorno, debe tener en consideración una planificación escrupulosa en cuanto a la variedad y diversificación de las plantaciones de plantas y árboles.
Plantas forestales más comunes
La idea es que no solo sea útil al hombre la plantación de estas plantas o árboles forestales, sino que se pueda desarrollar biodiversidad con garantías de supervivencia. Estos son algunos de los árboles que favorecen ambos propósitos por ofrecer frutos para la vida silvestre, ya sea para aves o mamíferos, de vital importancia para poder pasar el invierno con las reservas propiciadas por el otoño.
El Avellano
El Avellano (Corylus avellana) es un arbusto de hoja caduca, que crece en matorral, llegando a alcanzar de 3 a 7 metros de altura. La avellana es su fruto, un aquenio con forma de copa, de color canela, llega a tardar hasta 8 meses en madurar. Es el fruto preferido de los hamsters y las ardillas.
El Roble
El Roble (Quercus robur) es un árbol de crecimiento lento, pero muy resistente y de vida longeva. Lo más valorado es su madera por ser dura y fuerte. Además de muebles, también se utiliza para la fabricación de barriles para aportar toques de sabor y aromas a los licores. El fruto de este árbol forestal es la bellota, al igual que los de la encina, el quejigo, el alcornoque y el melojo, un fruto que sirve para alimentar ardillas y también a los cerdos.
Las Hayas
Las Hayas (Fagus sylvatica) son árboles de copa frondosa que puede alcanzar una altura de hasta 30 metros, su tronco es recto, de color blanco ceniciento. Tiene una peculiaridad cuando aparecen en soledad, crecer ramificándose desde la base. Solo si se encuentra acompañados lo hace con un tronco firme y alto, dejando las ramas para su final. El nombre que recibe su fruto es el hayuco, y tiene forma de bolsa verde de un tamaño de entre 2 y 2,5 cm. Estos frutos son alimento común de animales como los jabalíes, los cerdos, los lirones, los ratones y una gran variedad de aves.
Los pinos
El Pino (Pinus) se trata de una conífera muy abundante en el hemisferio norte, que puede alcanzar fácilmente los 10 metros de altura y llegar hasta los 60. El género Pinus está compuesto por nada menos que 110 especies. Sus rasgos más característicos son su copa (pirámidal o redondeada), hojas (acículas) lineales de color verde. El piñón es su fruto, un producto que lleva siendo usado por los humanos desde hace más de 5.000 años. De nuevo las ardillas son los animales que más disfrutan de este fruto.
Los álamos
El Álamo (Populus) es una planta forestal que engloba a unas cuarenta especies, entre árboles y arbolillos de poco tamaño. También conocidos como chopos son árboles de crecimiento rápido, llegando a alcanzar hasta los 30 metros de altura, de ramas flexibles y tronco corteza lisa de color ceniciento, con características marcas o estrías. Su fruto es ovoide, localizado dentro de una cápsula que, al abrirse, libera un buen número de semillas cubiertas de pelo. Aunque su fruto no es muy deseado por ningún animal, el propio árbol sirve de refugio para diversas especies, aunque su uso más recurrente está relacionado con la calidad de la madera y las propiedades terapéuticas beneficiosas para la salud de las personas.
Otras plantas forestales bastante comunes son los cedros, encinas, caobas, alisos, madroños, almeces, algarrobos, fresnos, enebros…
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