Existe una propuesta en internet que va recorriendo con gran éxito las redes sociales. Se trata de plantar un árbol cuando finalice la emergencia nacional provocada por el coronavirus.
Una idea fantástica que no debería limitarse solo a este evento que, sin duda, representará un momento de felicidad y emoción, sino que debiera extenderse y que llegase a formar parte de una tradición. Por ejemplo, el pueblo de Piplantri, en la India, por cada mujer que nace planta 111 árboles para celebrarlo. También forma parte de algunas acciones llevadas a cabo por el turismo ecológico o sostenible que se está implantando con tanta fuerza entre los turistas, para dejar una huella, pero positiva, allá en los destinos que se han visitado.
Plantar un árbol es muy sencillo y gratificante. Contribuir a devolver a la naturaleza un poco más del espacio que le corresponde por derecho es realmente reconfortante y, además, es para siempre. No andan errados los que consideran plantar un árbol como una de las tres cosas imprescindibles que hay que hacer en la vida.
3 pasos fundamentales para plantar un árbol
Como se ha dicho, plantar un árbol es extremadamente sencillo, por lo que no hay demasiadas excusas para no plantar uno, ya sea en el parque urbano de la ciudad que se habita, en la misma calle donde se reside o en el campo, en alguna de las escapadas ocasionales o vacacionales que se realizan a lo largo del año.
1. El hoyo para el árbol
El primero de los pasos, una vez elegido el tipo de árbol que se quiere plantar, será cavar el hoyo. Este se llevará a cabo con una profundidad y un diámetro dos o tres veces mayor que el diámetro que tengan en ese momento las raíces del árbol a trasplantar. La profundidad dependerá del terreno donde se vaya a plantar, cuanto más árido y seco, más se necesita cavar, justo al contrario si las tierras son húmedas, entonces, el hoyo será más superficial.
2. El relleno
Antes de introducir el árbol propiamente dicho, hay que introducir en el agujero, si el suelo es seco y árido, una buena cantidad de compost suficientemente descompuesto para que aumente la humedad, tan importante en el primer periodo para que las raíces puedan desarrollarse, recibiendo sin esfuerzo el agua que necesitan. En los terrenos húmedos, por el contrario, se prefiere rellenar con algo de grava para que se facilite el drenaje del agua, es decir, que no se estanque y termine pudriendo las raíces.
La mezcla a depositar para que sirva de primer alimento a nuestro pequeño árbol debe llevar un conjunto de mantillo y tierra del subsuelo, depositando justo encima la grava o el compost.
3. Colocación del árbol
Con mucho cuidado se colocarán las raíces para que no se rompan sobre la tierra del fondo y tratando de mantenerlo lo más vertical posible. Para lograr esta verticalidad, se pueden utilizar guías o tutores como palos, cañas o cuerdas dispuestas a su alrededor.
Para finalizar
Después, se termina de rellenar el hoyo con la tierra que se había quitado previamente para cavar el hoyo, aunque se debe haber mezclado al menos en 1/3 del total con compost. Por último, apretamos la tierra, sin presionar en exceso, y regamos sin encharcar.
Es recomendable, si se trata de la plantación de un frutal, usar algún tipo de sulfato de cobre, pues son muy útiles para combatir enfermedades que atacan a las plantas y árboles, como por ejemplo diversos tipos de hongos y mohos.
También resulta recomendable, en entornos secos o veranos muy calurosos, realizar un caballón, una pequeña hendidura o depresión alrededor del árbol para crear un depósito de agua. Del mismo modo, también resulta útil finalizar con un acolchado de paja, manta de hojas de árboles o alfombra de hierba cortada para mantener la humedad del suelo, un colchón que se renovará periódicamente.
¿Por qué plantar un árbol?
Este pequeño esquema lo explica