Abordar los actuales desafíos ambientales a los que las ciudades de todo el mundo se enfrentan, encuentran la solución en la movilidad eléctrica. De hecho, se está llegando a convertir en una alternativa muy atractiva para empresas y personas que quieren contribuir a mejorar el cambio climático y la sostenibilidad.
Una tecnología limpia
Con la electromovilidad se reducen las emisiones de gases que contaminan el aire de las ciudades, ya que un coche eléctrico no emite ni dióxido de carbono ni ningún otro contaminante perjudicial. Igualmente, se produce energía renovable a la hora de cargar este tipo de vehículos lo que significa un gran paso a la hora de acercarnos a un futuro libre de emisiones y más sostenible.
Si quieres poner tu granito de arena para conseguirlo puedes optar por alguno de los coches eléctricos existentes en el mercado, por ejemplo, el Smart #1 Pro+ que además es sinónimo de comodidad o por el Smart #1 Premium, el más elegante de la gama. Si prefieres un coche más deportivo optar por el Smart #1 Brabus y si quieres sentirte único mientras conduces elige un Smart #1 Launch Edition. Actualmente todos los coches eléctricos tienen una estética moderna y cuidada que llama la atención y les da un toque futurista.
Oportunidades económicas en la movilidad eléctrica
Además de una mejora en la sostenibilidad, los vehículos eléctricos ofrecen también oportunidades económicas importantes. No en vano, las inversiones necesarias en tecnología e infraestructura generan empleos nuevos y las ciudades tienen la oportunidad de aprovecharlo para impulsar la economía local. Por ejemplo, con estaciones o puntos de recarga en las zonas urbanas. Por otra parte, es necesario fomentar programas y políticas para incentivar la compra de este modelo de coches.
Así mismo, implica una serie de beneficios para el bolsillo de los conductores al no tener que depender de la inestabilidad de los precios de los carburantes. Y es que un vehículo eléctrico reduce la dependencia a los combustibles fósiles entre los que se encuentra el petróleo.
¿Y en lo referente al reciclaje de materiales?
Los automóviles eléctricos, aparte de los beneficios descritos anteriormente, también ofrecen ventajas en lo que respecta al reciclaje de materiales. De hecho, las baterías que usan son reciclables, ya que contienen materiales como el níquel, aluminio, cobalto y litio que pueden recuperarse para ser reutilizados a la hora de fabricar nuevas baterías. Por ende, cuando estas ya no son aptas para ser usadas en un coche, pueden tener una segunda vida pudiendo utilizarse como un sistema para almacenar energía tanto en comercios como en hogares.
Por otro lado, a la hora de fabricar este tipo de vehículos se usa una menor cantidad de metales pesados si se compara con los coches de combustión interna. Es el caso, por ejemplo, de los catalizadores que tienen paladio, rodio y platino que pueden resultar perjudiciales para el medio ambiente en el caso de no ser gestionados de manera adecuada. Por último, cabe destacar que de un vehículo eléctrico se puede recuperar y después volver a utilizar algunos de los metales usados en su fabricación como el aluminio, el cobre o el acero.
En definitiva, la movilidad eléctrica es, sin duda, una oportunidad inigualable para conseguir un futuro mucho más sostenible y lograr reducir considerablemente la emisión de gases contaminantes. Elegir un coche eléctrico puede ser el paso decisivo que el planeta necesita para luchar contra el cada día más temido cambio climático, para mejorar la calidad de nuestro aire y para conseguir un medio ambiente mucho más sano para las generaciones que están por venir.