Las especies invasoras representan una de las mayores amenazas para la biodiversidad en todo el mundo. Estas variedades faunísticas, cuando se introducen en un nuevo hábitat —ya sea de forma accidental o intencional—, tienen el potencial de alterar el equilibrio de los ecosistemas, desplazando o eliminando a las especies nativas.
La intervención humana ha jugado un papel importante en la expansión de estas especies, ya sea a través de actividades comerciales, turismo, transporte de mercancías, o mediante proyectos de desarrollo. Entender cómo afectan a la biodiversidad local y cómo podemos mitigar sus efectos es crucial para proteger los ecosistemas y preservar la diversidad biológica.
¿Qué es una especie invasora?
Se conoce con este nombre al grupo zoológico que se ha introducido en un hábitat del que no es nativo y que, debido a su adaptabilidad, logra establecerse y expandirse en el nuevo ambiente con facilidad.
Estas especies pueden ser animales, pero también plantas, hongos o incluso microorganismos que, al adaptarse al ecosistema local, compiten con la vida nativa por recursos existenciales como el alimento, el espacio, el agua o luz solar.
A diferencia de las especies nativas, que evolucionaron junto a sus depredadores y competidores naturales, las especies invasoras suelen carecer de estos límites biológicos en su nuevo entorno. Esto les permite crecer rápidamente, propagarse y, en muchos casos, transformarse en una amenaza para la vida local.
Especies invasoras más populares
Originario de los lagos y ríos de Rusia y Ucrania, este molusco invasor se ha extendido por Europa y América del Norte, alterando los ecosistemas acuáticos y afectando las infraestructuras hídricas.
Rana toro americana (Lithobates catesbeianus)
Esta rana nativa de América del Norte ha sido introducida en otros continentes, donde se ha convertido en una amenaza para muchas especies locales de anfibios debido a su voracidad y rápida reproducción.
Pez león (Pterois volitans)
Originario del Indo-Pacífico, el pez león fue introducido en el Atlántico occidental, especialmente en el Caribe, donde ha causado estragos en los arrecifes coralinos al depredar especies de peces locales.
Camalote o jacinto de agua (Eichhornia crassipes)
Esta planta acuática originaria de la cuenca del Amazonas se ha propagado rápidamente en ríos y lagos de África, Asia y América del Norte, obstruyendo canales y afectando a la fauna y flora nativa.
Caracol manzana (Pomacea canaliculata)
Introducido desde Sudamérica, el caracol manzana ha invadido regiones de Asia y América del Norte, dañando cultivos de arroz y alterando los ecosistemas acuáticos.
Jabalí europeo (Sus scrofa)
Nativo de Europa y Asia, el jabalí ha sido introducido en América y Oceanía, donde ha causado daños a los ecosistemas locales y ha competido con especies autóctonas.
Estrella de mar corona de espinas (Acanthaster planci)
Esta especie ha proliferado en la Gran Barrera de Coral, causando destrucción en grandes áreas de coral al alimentarse de sus tejidos.
Hormiga argentina (Linepithema humile)
Esta hormiga, originaria de Argentina, ha invadido múltiples regiones del mundo, afectando la biodiversidad al desplazar a otras especies de hormigas y alterar los ecosistemas locales.
Kudzu (Pueraria montana var. lobata)
Planta trepadora originaria de Asia que ha invadido el sureste de Estados Unidos, cubriendo y sofocando plantas nativas y alterando el ecosistema vegetal local.
Rata negra (Rattus rattus)
Este roedor se ha extendido a islas y regiones de todo el mundo, donde representa una gran amenaza para especies de aves y reptiles nativos, especialmente en islas sin depredadores naturales.
Estas especies invasoras han alterado significativamente sus nuevos ecosistemas, afectando la biodiversidad local y planteando grandes desafíos de control y conservación.
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Impacto en la biodiversidad autoctona de las especies invasoras
El impacto de las especies invasoras en la biodiversidad es devastador y puede presentarse de diversas formas:
Competencia por recursos
Suelen ser altamente competitivas. Valga como ejemplo el Jacinto de agua, que consume una gran cantidad de nutrientes y oxígeno, afectando directamente a las especies acuáticas locales que dependen de estos recursos.
Depredación
Animales invasores pueden convertirse en depredadores de especies nativas sin estar sujetos a los depredadores locales, por lo que no tendrían problemas para expandirse por encima de las posibilidades del muevo ecosistema que habitan. En Australia, por ejemplo, los gatos ferales y las ranas toro son depredadores de varias especies autóctonas, contribuyendo a su extinción o al declive de sus poblaciones.
Alteración del hábitat
Son potenciales transformadores del entorno físico. Los castores introducidos en el sur de Argentina y Chile modifican las características de los ríos y praderas, afectando a las especies que dependen de estos ecosistemas.
Transmisión de enfermedades
Es bastante común que traigan consigo patógenos que afectan a las especies locales. Un ejemplo es el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, que ha causado graves declives en poblaciones de anfibios en todo el mundo.
Hibridación de las especies invasoras
En algunos casos, las especies invasoras pueden cruzarse con especies locales, generando híbridos que disminuyen la pureza genética de las especies nativas, debilitando su adaptación al ambiente.
El papel de la intervención humana en la proliferación de especies invasoras
La expansión de estos ocupantes está, en muchos casos, relacionada con la intervención humana. El comercio internacional y el transporte, tanto de personas como de mercancías, son las principales vías de dispersión de estas especies.
La introducción accidental de organismos en áreas remotas ha sido común. En este sentido, ejemplos abundan, como las semillas de plantas exóticas transportadas en barcos, o los insectos que llegan a nuevos territorios en productos agrícolas.
Además de las introducciones accidentales, muchas variedades usurpadoras fueron introducidas intencionalmente con fines ornamentales, agrícolas o recreativos, sin comprender plenamente sus efectos en el ecosistema. Esto incluye especies como el jabalí en varias regiones del mundo y el pez león en el Caribe, que fue introducido en los acuarios y posteriormente se liberó en el océano, donde ha devastado los arrecifes de coral locales.
¿Cómo mitigar el impacto de las especies invasoras?
Es posible luchar contra este mal y es obligación de la especie humana actuar activamente en este propósito.
Educación y sensibilización
Informar a las comunidades sobre el impacto de las especies invasoras es clave para reducir introducciones accidentales.
Control y erradicación de las especies invasoras
Programas de control que incluyen captura, eliminación o uso de depredadores naturales ayudarán a reducir las poblaciones de especies invasoras. Sin embargo, estas medidas requieren una cuidadosa planificación para evitar daños colaterales.
Regulaciones y políticas
Las restricciones en el comercio de especies y en la introducción de animales o plantas en ciertos países ayudan a reducir el riesgo de invasiones.
Restauración del hábitat
En la mayoría de los casos bastaría restaurar el hábitat original para ayudar a las especies nativas a competir con las invasoras. De este modo, sería posible y volver al equilibrio natural del ecosistema.