El ciprés es, sin lugar a dudas, el símbolo más representativo, el que con mayor presencia se identifica con la muerte y con los cementerios. Este árbol ya era utilizado desde la antigüedad por toda la simbología que gira alrededor de estos conceptos convirtiéndolo en el elegido para áreas dedicadas al descanso eterno de los difuntos.
Peculiaridades físicas del ciprés que lo hacen idóneo para los cementerios
El ciprés cuenta con unas características botánicas concretas que lo hacen ideal para ser plantados en los cementerios. Por un lado, su hoja perenne mantiene siempre un aspecto solemne, y, por otro lado, sus colores cromáticos, negruzco el tronco y verde oscuras sus hojas. Tonos que expresan la gravedad propia de los cementerios y el respeto a los fallecidos y familiares.
El ciprés es una conífera y en este tipo de árboles es habitual la supuración de gotas de resina, que se interpretan como lágrimas en honor de los que allí reposan. Asimismo, hay que destacar el buen olor y el crecimiento en vertical de sus raíces, lo que hace que penetren hondamente en el subsuelo sin levantar la superficie ni dañar las sepulturas.
Todas estas características mencionadas y su larga vida lo relacionan no solo con la muerte, sino también con la eternidad y la vida inmortal. Su forma de lanza, de la que existe una bella mitología, que apunta al cielo, lo convierten en un símbolo de la ascensión o del camino hacia el más allá.
Mitología de la forma de lanza del ciprés
¿Por qué tiene el ciprés esa forma de lanza? Según la mitología clásica, esta es la preciosa historia que los explica.
Cipariso era joven de la Isla de Ceos, hijo de Télefo, que fue amante del dios Apolo, y a su muerte, fue en un ciprés. El mito de Cipariso se remonta a la época helenística.
Apolo le regaló a Cipariso uno de sus ciervos sagrados que convirtió en su fiel compañero, pero en otra ocasión, también le regaló una jabalina para cazar. El joven, al intentar cazar a otro ciervo, mató al suyo por error. Su dolor fue tan intenso que le pidió al dios Apolo que le dejara llorarlo para siempre y que sus lágrimas fluyesen eternamente. El dios aceptó su ruego y lo convirtió en ciprés, que se convertiría desde entonces en el árbol de la tristeza, el dolor y el duelo por los seres queridos, consagrado a los difuntos.
Diferentes simbologías asociadas al ciprés
La simbología del ciprés está bien arraigada a diferentes culturas y sigue muy presente en la actualidad. Está relacionado con el mundo de ultratumba, con la eternidad, por su madera incorruptible y duradera. Es un símbolo de esperanza en el más allá y del desconsuelo.
Símbolo de hospitalidad
En algunas zonas el ciprés ha sido considerado como símbolo de hospitalidad. De este modo, en la antigüedad, las viviendas que plantaban dos cipreses en la entrada lo hacían para indicar a los viajeros que la hospitalidad de la casa les ofrecía cama y comida durante varios días.
Esta simbología permanece a día de hoy, aunque ya no cabe la interpretación que hacía antes. Todavía es habitual ver dos hileras de cipreses paralelas en el camino que lleva desde la cancela hasta la puerta principal de villas o casas señoriales.
Símbolo de bienvenida
De esta forma, el ciprés se convierte también en símbolo de bienvenida y se dice de estos árboles que son la cara amable de la muerte, los que reciben a las ánimas que han dejado su cuerpo atrás.
Símbolo de luto
El ciprés es uno de los símbolos de luto más antiguos utilizados tanto en la cultura occidental como oriental. De hecho, era conocido por los griegos y romanos como el árbol de luto. Durante los funerales o cuando se producía una muerte, los romanos portaban las ramas de este árbol como señal de respeto hacia el difunto.
Símbolo de inmortalidad y esperanza
Este árbol se ha asociado a la inmortalidad y la esperanza por la altura, hasta 20 metros, y la forma única que parece apuntar hacia el cielo, invencible cuando alcanza su máximo crecimiento. Asimismo, se trata de un árbol muy longevo, hasta más de 1000 años, cualidad que hace que se relaciona también con lo inmortal