Prevenir el cáncer de piel es una de las principales preocupaciones de aquellos que disfrutan de vacaciones al sol. La relajación nunca llega a ser completa por el temor de estar recibiendo demasiada cantidad de radiación, capaz de producir uno de los tres tipos fundamentales de este tipo de enfermedad; Carcinoma basocelular, carcinoma espinocelular y melanoma.
De todos ellos, el Melanoma, cáncer que se desarrolla a partir de melanocitos, es el más agresivo, aunque también es el menos frecuente. Su peligrosidad radica en su facilidad para que se propague a otras partes del cuerpo si no se detecta a tiempo y se trata adecuadamente. Afortunadamente, existen clínicas especializadas en la detección precoz del cáncer de piel, como puede ser MD Anderson, referente en la detección y tratamiento de este tipo de males.
Estas clínicas representan la mejor de las garantías para acabar con estas afecciones en cuanto aparecen. Aunque lo mejor que se puede hacer es aplicar algunas conductas y cambios de hábitos para evitar llegar a padecer esta enfermedad. En este sentido, los expertos desaconsejan como primera herramienta de defensa el usar protector solar contra la radiación UV. Así mismo, tampoco conviene permanecer expuesto al sol durante periodos excesivamente prolongados, sobre todo cuando este está en su cenit.
La protección natural para prevenir el cáncer de piel
La fobia al sol que produce este miedo a padecer cáncer de piel debe desaparecer. Y es que, una de las mejores fórmulas para protegerse de este mal es, precisamente, tomar el sol. Efectivamente, aunque parezca una paradoja, tomar el sol de manera lógica, sin excesos y evitando las horas de mayor incidencia, es un aliado perfecto, ya que inducirá al organismo a sintetizar la vitamina D en la piel.
Los alimentos para prevenir el cáncer de piel
Cabe mencionar la importancia que tiene llevar una dieta sana, rica en determinados nutrientes y en fibra. Hay que ingerir alimentos que contengan fotoprotectores, los cuales harán la función de proteger a la epidermis de los impactos de la radiación solar. Los más recomendados son el té verde, los huevos, el ajo…
También son aconsejables aquellos que tienen color morado o azul, como la cáscara de las uvas, el maíz morado, los arándanos, las moras, las frambuesas. Tampoco hay que olvidar aquellos alimentos que tienen vitamina E, ya que estos protegen la piel humana de los temidos radicales libres. Estos radicales deterioran las células cuando la piel entra en contacto con el sol, para combatirlos nada mejor que los frutos secos (nueces, almendras) o las semillas de girasol.
Las cremas protectoras, siempre ecológicas
Para empezar, hay que desterrar el mito de que las cremas solares son la mejor protección que puede tener la piel. Esto no es tan cierto como se cree, siendo más bien una argucia publicitaria. Según estudios científicos de prestigio, estos productos no reducen la incidencia. Su ineficacia se debe, en buena medida, a la propia sensación que ofrece de inmunidad total, lo que hace que las personas que las llevan permanezcan demasiadas horas al sol. Se produce un efecto contrario, es decir, aumenta el riesgo de sufrir cáncer.
Por otro lado, está demostrado que el abuso de estas cremas disminuye los niveles de vitamina D que produce el organismo, y ya sabemos lo importante que es. Otro factor más para no abusar de estos productos son las reacciones químicas que se producen entre los componentes los filtros solares sintéticos cuando incide el sol sobre ellos, que liberan más radicales libres de los que absorben. Por este motivo es tan importante utilizar siempre cremas solares ecológicas, que evitarán esta producción, además de no contaminar las aguas cada vez que nos introducimos en el mar.
En este sentido, para insistir en el uso de las cremas ecológicas, hay que saber que la oxibenzona, un compuesto habitual en la mayoría de los protectores solares comerciales, se relaciona con alergias y lesiones celulares. Así mismo, también tienen que ver con ciertas disrupciones hormonales, e incluso con el bajo peso en los bebes cuando sus madres hicieron uso de ellas durante el embarazo.
Acciones diarias
Como norma general, para prevenir el cáncer de piel, habrá que limitar la exposición prolongada a los rayos ultravioleta (uv), por lo que, de manera habitual, se buscará la sombra al caminar, sobre todo en verano y días soleados. También se deberán usar camisas, gafas de sol e incluso una gorra o sombrero. Es importante que se eviten las camas bronceadoras y las lámparas de sol que, con bastante seguridad, a largo plazo producirán daños, aumentando las posibilidades de contraer cáncer de piel.